viernes, 24 de septiembre de 2010

MILONGON EN EL NACIONAL

Era madera el suelo.
Era fuego el paso, eran alas de colobri sus pies
Eran silencios de entrega.
Era devenir del fluir de la milonga.
Era cadera de maria.
Eran de respeto sus equilibrios.
Era pura magia, eran cientos de espiritus encontrados, entre la puntas y el taco.girando, girando, girando.
Eran miles de amores desencontrados.
Era argentina, era ensueños del tango que volvia a apoderarse de todo.
Hasta de la escuela.
Parecía que el tiempo se detuviera en dos segundos por cuatro minutos, era el tiempo de lo que nunca acabara como el amor de Cecilia.
Como el desprejuiciado mirar del que nunca amo a nadie.
Llamaba mi patria tanguera.
Llamaba el fulgor tristón,
Que pena  el vino, que no daba ni para decirte salud… o adiós, Valeria.

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