lunes, 11 de abril de 2011

reconocerse

Y entonces aquel rayo de la mañana reflejó de lleno el espejo e iluminó su cara.  Sus ojos fueron un destello mientras se sacaba la toalla.


Allí frente al laberinto. Silencio, un segundo, un minuto, una hora. Allí pudo verse .


Por fin. Miro centímetro a centímetro la piel iluminada, la sonrisa ante sí,  brillando, reconocerse. Asumirse, acicalarse el alma.



Y entonces acerco su nariz , entera, lisa y llana, se fusionó de golpe y milagro con el verdadero silencio de su esencia...completa hasta con lo que falta.



1 comentario:

  1. "con el verdadero silencio de su esencia" ... como caricia al alma ... bellisimo.. gracias

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