Desde el norte, sueña el viaje, aparece cuando duermo, un dragón sin motivos de culpa, aquí entra irrumpiendo por mi espalda, desde pirámides blancas, desde tierra mexicana, tal vez, solo una ráfaga de indios en su lomo, o la magia certera del fuego de las palabras.
Y raspa la piel con suavidad de estrella de mar, y me talla como madera blanda la mirada, me convierte en princesa y en mendiga, en juez y juzgada, me desarma la carne y por las venas limpia, azul, bello dragón, camina por células y sangres convirtiéndolo todo en nada, se inmiscuye en mis espacios y de pronto, soy solo su palabra, una excusa más de su poesía .
Dragón rojo: sueño ser de ti, un momento eterno, el de tu mirada. Ser tu amada. sueño cada noche mismo sueño, casi una corazonada.
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