lunes, 24 de mayo de 2010

Intentos




Intentos

Intento 1

Llamémoslo como más nos plazca. Llamémoslo amor.
Que si se extiende, que si se abre, que si es sincero.
Entonces, se me hizo de canto lo que haces de mí: se mi hizo en tus ojos.
Los brillos de la pupila que te azulan, y esparcen una sonrisa abierta a todo lo que rodea la luna.
El palacio no me pertenece. Soy la sombra y la esencia. Soy tus ojos nuevamente. Me muevo por tu movimiento.
Y desde un dedo que danza desprendo una vuelta, no dudo. Y el salto es enorme y hermoso.
Gracias. ¿Qué camino puedo ofrecerte? No lo sé. Soy sólo mis manos que sangran, por lo menos hoy. Soy lo que soy. Deja que me mueva y me moveré hacia ti.
Porque siempre después es mientras tanto, el tiempo se me hace invisible y un para siempre es este minuto, esta ráfaga eterna, sin tiempo, con toda la infinitud hacia adelante.
Confío en tu maña. Confío en la sombra que proyecta tu luz. He confiado infinitas veces en vos. Toda la vida en donde te he visto moviendo mi mareo. Todas las veces en que fuimos uno con el viento.
Consuela, espera y silba llamando esa esencia que se despabila ante tu mesa, tu tierna belleza de hombre-niño, de grande sol de bello caminante de la contemplación, y entrego de puro baile un sincero, librame, amame, que te voy a amar.

Intento 2

Mañana en lo que me queda de suerte. Me desperezo y te miro. Vuelvo a tu lado.
Es diferente así. Como si cada pedazo de mi cuerpo quisiera uno de tu lado. Uno de tu cuerpo. Como si fuera una oleada sensual.
El amanecer te dijo lo que sabías. Lo escuchaste de la luna también.
¿Qué habrás dicho? ¿Qué habrás pensado? ¿Hacia dónde iría tu mirada? Me acosté de todo esto. Me fui de mí.
El hedor ha ocupado mi espacio. Viene de un mundo que desconozco. Viene de un sueño que sueña alguien que no está aquí.

Hamacas resonando sin ataduras, de pies dados y de blanco vestido, de trenzas y silencios.
Salitre blanco, recorrido y acabado. Hoy frente al muro lo atravieso en esencia y saludo sin sombrero su grandeza.
Instintivamente, el dolor se hace nube y se hace sangre y gemido, manantial de surgente abierta a tu sed.
De tu camino seré la huella a tu lado.
Donde tu sonrisa llena de pura alegría, allí mi risa brotará, abrazando las espinas, las rosas y la luna.

Intento 3

El arte no se ha hecho de la nada que habito.
Deviene caudaloso, irrumpe sobre la represa de la razón y la locura.
El miedo que me corresponde no ha sido encerrado. Vive libre en recónditos lugares. Se ha hecho de la suerte que tantas veces tuvo
y tantas veces despojada de sangres y verdades,
arrojado vacío contra/paredes negras de soledades.
Pinta tu todo del color que te parezca. Alégrate inmensamente por lo que eres. Sacúdete el olvido: vuelve a comenzar.
Redime en estallido el color de los apasionados,
el grito de los sin sonido ni voces,
el óvulo guiando sobre la vida.
Me he empeñado en reconocer tus misterios. ¡Es tan grande lo que llevaremos! ¡Tan grande la belleza! Sólo un niño me recuerda a una esperanza.
Sólo el anciano me estremece de posibilidad certera de añoranza,
sólo la mujer levanta la luna con la frente alta,
sólo el hombre, nuevo y bueno me acaricia la confianza.

Intento 4

El orden de lo que queda es tu orden. Tu palacio lleva la impronta de eso que has hecho. Me encanta tu vuelo y confío en él. Soy tu sombra.
Soy tu inmensidad. La indecente creación de lo nuevo,
el rompimiento de bolsas y glaciares,
todo en uno... la revolución de la creación que todo
inventa, que todo cambia, y todo puede.

Intento 5

El rey se plantó en el suelo y pidió consuelo.
Con tierra y luces reveladoras de los inesperadamente deseado.
El lugar en que la vida ha sido nacida. Tu espacio particular que se traduce en tu palabra obligación.
Depurado, amasado, respetado el deber quiero ser, íntegro.
Azul-azulado lo que hemos construido. Toda la suerte se ha vuelto niño a tu lado. Soy tu sangre.
Que come, que nutre y renuncia,
despierta el esperma del sol.
Ha venido todo lo que me has dicho. Dejo mi miedo para un día mejor. Dejo mi miedo en tus manos.
Místico y eterno momento de ser
finalmente moldeado, entregado
formado en la forma y
esencia de lo que queremos ser.

Intento 6

No es lo dicho lo obvio. No es la suerte mi mejor profeta.
No es la voz de la arena prisionera en el puño,
ni el silencio cómplice del suicidio.
La vuelta al abismo es vuelta a sí mismo.
El laberinto de espejos es confuso primero,
y certero dador en el blanco después.
A medida que avanzo los labios retroceden,
y se hace de tinta el resto de la vida.
Para nuestro universo no hay secretos. Todo se ha dicho.
Y nada es obvio.
Se camina sin cardinales, sin arribas ni abajos perdurables,
se mantiene el destino de lo que la punta de la nariz oriente.
Se elevan los saltos y somos propensos a las caídas.
La paradoja ha tenido un niño y no tiene nombre.

Intento 7

La mágia ha parido no sé cuántos dimes y diretes.
Ha abierto los ojos, encandilada en la mirada
hacia lo profundo y abierto del cielo.
Cayó la luna. Rodó su vida. Alumbró el alma que te contiene y a los demás.
El agujero negro comenzó a girar, iluminándolo todo con su cadena de infinito movimiento,
aquí, en lo que he cultivado, se acerca un ángel cabizbajo.
Deja sus alas al costado de la cama y pide un sosiego, un descanso, un poco de lo dado.
Sobre la mano azul se esconde la gracia y se apersona como cielo a descubrirte. Todo lo dado es.
Y seguirá siendo, agua que avanza dulce y dócil, hacia la inmensa entrega del inmenso océano de tu ser.
Todo lo que pides será dado. Todo lo que ofertes será aceptado. Nada caerá por fuera de lo que eres. Eres mi imagen.
Eres tu creer de lo que eres, lo que miras,
lo que tocas, lo que creas, lo que amasas.
Eres la espuma, la cresta y la conclusión de todas las olas.

Intento 8

Un círculo en la frente. Late pasado. Cuelga lo pequeño de lo grande. Volvió una noche.
De zarpazo arrogante, giró sobre la pata de la silla, mentón en el pecho, oscura luna acarició sus pezones.
No hay en ti espíritu absoluto. Lo que exige el tiempo es el olvido, pero, para eso, hay que dejar de quererse para amarse. Sólo te pido un segundo.
Sólo te pido la calma
Sin atropellar en el pánico
Sin bocetos de lágrima
Sólo te pido un beso de fe
Que instale la amnesia de lo que fue
En el segundo anterior se hizo el mundo. Como una pequeña poesía me volví universal. El canto que viene ya no tiene nada de esto. ¿Quién me acompaña?
¿Quién desparrama serenidad?
¿Quién crea a cada instante la luz?
Desde el ombligo levanta la mirada.
Eleva en tu paso una corchea.
Da una vuelta sobre ti mismo.
Y renace desde el silencio, desde lo oscuro de una triste sonrisa.
¿Quién dijo que sería fácil? ¿En dónde está el manual que lleva a la felicidad? ¿Qué tipo de silencio podrá mantenerse para siempre? ¿Qué tipo de perfección podría dar la muerte? Mi movimiento es de rescate. No he venido por un rato pero no he venido para siempre. Te escucho.

Intento 9

Acero mal habido de un sin sentido.
He cortado con lo poco, la figura del ser universal.
Me quedé tan afuera del mundo. Hoy veo como él y todos los demás viven ¿Quién te dice que son sus ojos la forma última de un niño?
Las esquirlas del último infierno ha moldeado nuevas gamas en las murallas.
Saliendo de las ruinas, fuera del mundo.
abrazo al niño y deseo correr descalza en un barrilete a la orilla de tu boca.
¡Qué imagen tan difícil! ¿Cómo podría encontrar la palabra que le sigue? No te escondas de lo mucho que te he buscado. No dejes entrar al sin nombre. Soy lo pocomucho, mi amor por las aves, su alimento. Puedo cambiarlo todo con solo pensarlo. Puedo hacer una mueca feliz desde el ceño de tu frente.
Puedo también ser hueco para ser llenado
y arrimarme al fuego por los dos creado
No engañes a este pez con anzuelos de
espejos, no comera de tu mano
Puedo también derribar el muro de la nostalgia
y llorar sin consuelo por las
alas rotas de las mariposas.
No puedo contemplar tu duda. Ojala supieras lo mucho que los amo. Pero el centro de todo esto está en otro lado. Y, cuando lo conoces, ya no hay centro. No me hagas hablar de la mueca del destino. Él también habla de mí.
Ojala supieras lo mucho que he observado.
De la sangre y de la mueca de la muerte cotidiana
No me hagas hablar de la oscuridad
Ella también habla de mí.
Como el suspiro del panal lleno de mieles,
Desborda un rayo desde el caparazón corazón,
condenado a seguir el latido de la esperanza.

Intento 10

¿De qué vuelta del escándalo bajó la calesita?
Como comprender lo no sabido.
Retazos del olvido que habitan en el presente.
¿Duelen los hombros? Duele el pasado.
Arrinconado de dudas, dispara sin piedad un ramo de condiciones.
Ser al modo de...
Que de tu mano seré mi forma,
mi error, mi descuido y mi abrazo.
Que de la luna anhelaba el rayo abierto de la duda.
Y me abrazas de nuevo, mareada del giro final que me dejó triste y despeinada.
Si llevo en el viaje este retazo de nostalgia.
Este parecer de lo no dicho.
¿Cómo sostener tanto sueño sin la creencia de mis palabras?
Silencio.
Será la luna. Será la duda.
La herida abre un nuevo comienzo.
Y escapo de nuevo al refugio de la acusación, confesión y no me importa.
Sosten mi rostro entre tus poemas,
acaricia los lunaes de la entraña.
Y dejame volar con mi sonrisa,
lejos de tanta desidia.
No seré parecida a nadie.
Y de los nadies subirá la nada.
Lloraré cuando quiera.
Bailaré hasta decir basta,
y tal vez me arroje al vacío sabiendo
que tal vez, sólo tal vez,
no haya nada... y que tal vez, sólo tal vez exista en tus brazos la confianza que sostengan el deseo de vivir en paz.
Sin arrogancia y llena de gracia.

Intento 11

Me volteé en la sombra de lo que aparecía. Me hice luz con todo lo demás. Te descubrí mirando.
Desde el encierro-pavimento y barro de pies,
ojos de paloma abiertas hacia lo alto,
vestida de blanco y cantando su voz.
No te has casado con mi cielo pero deberías. Así se hizo lo poco que te ofrezco y pongo en tu pecho. Eres lo más importante que puedo tocar al tocarte.
Eres la mano que ilumina y adivina cualquier
sensación, cualquier espacio.
Eres estas manos que quiero no soltar jamás,
transitando tu visión del respirar.
Eres el todo de lo dado, concluido, acabado,
sonriente y obsecuente integridad.
Apenas me descubro de tus ojos y ya eres otra. Me advierte la Existencia que te acompañe. ¿Acaso me he envuelto de tu amor? Somos lo mejor y lo peor que te podía pasar: somos tu conciencia. Tú: el cielo en donde queremos vivir.

Intento 12

Del delfín se hizo la ola
y de ella el mar.
Del cielo cayeron bendiciones
que se agolparon para siempre en tu corazón.
Un canto antiguo con rostro cetaceo,
evaporó las últimas gotas de tristeza,
irrumpió con furia derribando
la muralla, se abrió la compuerta
de la calma, y en la costa,
sonrió una niña.
Me atravesó una energía nueva
ella llevaba tu nombre
y de las costas de la pena quedó su ruina
para renacer en el rostro que ahora miro
una mujer que se ama.
Una pequeña que rie a carcajadas,
cuando la espuma toca sus plantas,
una mujer que te ama.

Intento 13

A la luz de la vela, yo no soy.
Ni percibo la totalidad de esta parte.
En lo que ha sido mi vida, me convertí en opresor. Luego en juez y parte.
Sin bajar de la calesita, implorando la sortija al placero.
En un punto no había nada. En el otro sobraba sustancia. Hemos cerrado todas las plazas. Somos lo que se va antes del fuego.
Carbón vegetal o diamantes, lumbre al borde de la tibieza, ventanas empañadas, o la llama abierta del infierno, somos vapor en sus comienzos.
Somos la trágica pena al revés. Lo absoluto de lo que ha pasado hasta hoy. Ni un segundo es casualidad. Tú podrás verlo a tu alrededor.

Intento 14

Amarillos volcados sin más fuerzas que el capricho del viento,
sobre el anonimato de los profetas,
camina descalza una esperanza.
Somos viento. Lo sabemos todo, lo entendemos todo y lo hemos escuchado todo. ¿Quién puede dudar de eso? En todo lugar habita la paciencia. Ella es hija del amor. Acudimos a la herida. Siempre lo hemos hecho. Podemos cambiar nuestra sangre.
Volcarla por entera a la tierra y beber
de ella la savia soleada, libar la miel de la omnipotencia, creernos trigo, semilla y aire en movimiento, llenar las venas de verdes amapolas, girar en espiral en cualquier palabra, acunar entre los pechos la fragancia del girasol, y olvidar del todo, que late el corazón.
Tu presencia es guía. Los que amamos cuidamos al amado. Esa es nuestra obligación.

Intento 15

No queremos quemar, lo hemos hecho. Somos la conciencia de todas las cosas. El juicio está abierto. Puedo cambiar tu sangre con mis manos. ¿Te animas?
¿Arrancarás el temor? ¿Podrás pasar del rojo al amarillo? ¿Encubrirás silencioso el aroma que rodea todo?
Puedo llevar tu corazón al vacío.
A la esponja del mar, y al color del cielo a las siete de la tarde.
Puedo hacer surgir vida de lo que estaba enfermo.
Puedo guiarte por el camino que desees recorrer.
Puedo darle forma a tu dolor hasta que pase.
Puedo hacerlo desde cualquier lugar y en cualquier tiempo.
Abre tus brazos y sólo dejate llevar en amarillo con la fuerza del viento. Confia, suelta, abre...

Intento 16

No puedes decit tu nombre. No puedes dar tu dirección. No sabes tu número de teléfono. No tienes ropa. No tienes colores. No tienes aromas. Nadie te espera no esperas a nadie. Sólo en ese segundo ERES.

Intento 17

Preguntale a cualquier esquina quién eres.
Pregúntale a las fotos, al cielo, a la luz.
Pregúntale al doctor, al cirujano, al tarot. Pregúntale quién eres...
Se me llenan los ojos de recuerdo prostituyente. Te he visto andar... tantas vidas. Y he agachado la cabeza por propia pena. Olvida tu nombre y escribe: serás otra.
Cada paso conviertes la energía. No hay, no existe siquiera un momento donde todo se queda estático y puedas decidir, resolver y afirmarlo.
Eres sin nada y de todo, caminos,
descalzas arenas, olas, estrellas,
cenizas desde el cielo, azules inmensos y en prontitud, nada eres.
Allí radica la fortaleza. Esa es la exacta medida de las cosas. Podemos verlo todo y callarlo todo. Podemos abrazar al sufriente, ¡tantas veces lo hemos hecho! Podemos actuar sin reparos, sin miramientos, sin juicios. También podemos soportar la estupidez: comprendemos la pena.
Desde la nada que eres, existes.
El vacío se renueva cada vez, con todo
de la existencia, rescata, renombra,
repara.
Abraza, comprende, la creación esta llamando
desde el gran y pequeño grito
de lo real y certero,
Esquirla de la vana, insignificancia levedad, de allí la inmortalidad,
de allí lo por nombrar, lo que aún no se descubre, fuego, agua, vos, yo, tierra, aire, electricidad...
¿De personas yo hablo? No puedo con lo poco. Nunca he podido con lo poco. Somos el movimiento total, el que asusta. Y, a veces, somos la más ruin de las manifestaciones: somos un espejo. Si me buscas podrás encontrarme pero ya no seré yo; ni el lugar el mismo; ni el cielo el mismo que te prometí.
¿Cómo retenernos? No intentes lo imposible,
la muerte llega después de todo, y el cielo
será el que tú quieras,
tus paraísos vívelos en el estado que prefieras,
y deja que se acote el pensamiento,
suelta el insulto y la carcajada.
Tampoco seré el infierno que buscas.




Michel-Natalia


marzo a mayo 2010

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